miércoles, 14 de julio de 2010

Proceso completo de creación de Lu Bu, figura de 90mm. (1ª parte: Modelado)

Esta es la primera parte de un extenso artículo que tratará sobre el proceso completo de realización de una figura de 90mm que ha sido, hasta la fecha, mi proyecto más ambicioso.

Se trata de un señor de la guerra del alto medievo chino, inspirado en Lu Bu, mítico guerrero del periodo de los tres reinos.


Empezando por el final, una imagen de la pieza terminada.

Describiré en esta entrada el recorrido que va desde la concepción de la idea hasta el principio de la fase de modelado, dejando para una segunda la finalización del modelado, y la pintura y creación de la escena para una tercera parte.


La figura tal y como se entregó para la realización del molde

Yo empecé en esto de "los soldaditos" modelando figuras. Tan sólo había probado a pintar una, y lo hice mal, por cierto, cuando me propusieron modelar unas figuras de Belén. Como vengo del sector del diseño gráfico, me interesa el arte y siempre he salseado un poco en el mundo de la escultura, cerámica y similares, me pareció que podría hacerlo. Se trataba de una escala grande, 120mm, y debería entregar varias copias. El colega modelista que me lo propuso me enseñaría a hacer los moldes, así que me pareció una oportunidad fabulosa para aprender todo el proceso.
Lo aprendí, realicé el trabajo, y luego lo intenté con figuras de 54mm. Modelé varias, hice moldes, vendí copias, y mientras tanto fui aprendiendo a pintarlas. Me gustó el asunto de la pintura, perfeccioné mi técnica, empecé a aceptar encargos, y poco a poco fui dejando de modelar. Como tengo familia y otro trabajo aparte del modelismo, me resultaba más cómodo pintar, ya que requiere menos tiempo e infraestructura que modelar.

No obstante, Jorge, de la Juguetería Antón, la tienda donde vendo la mayor parte de mi producción, me tentaba en cada visita con la posibilidad de modelar una pieza. Él quería una figura original e impactante para celebrar el 80 aniversario de la apertura de la tienda, toda una institución en Donostia. Antón es, junto con Labayen, responsable de la tradición del soldadito en esta ciudad, ya que fue en esta tienda donde comenzó a vender la producción de su taller.
Hace un par de meses disponía de tiempo y me dejé convencer.
Jorge había estado hojeando libros sobre guerreros orientales, japoneses, chinos y mongoles, había visto la peli "El acantilado rojo" y le apetecía tratar ese tema. Supimos de la existencia de El romance de los tres reinos, con sus decenas de héroes míticos y centramos la idea en un guerrero chino de 90mm.
Consultamos documentación y, salvo las recreaciones de las películas, no encontramos demasiada información gráfica fiable. Hay algún libro sobre soldados chinos medievales pero tiene pocas ilustraciones, basándose en algunas ya se han hecho figuras y, en general, aparecen uniformes muy sencillos y poco vistosos. Preguntamos a un amigo modelista y este nos enseñó unas láminas japonesas que al parecer representan héroes chinos de Los Tres Reinos, o guerreros de los 108 proscritos del Margen del Agua. Aquello ya era otra cosa; aunque su rigor histórico no fuera muy fiable, las imágenes representaban a aguerridos guerreros con variadas y llamativas vestimentas, muy adecuadas para realizar una figura impresionante.



Algunas de las láminas de guerreros chinos.

Nos decidimos por esa línea y me comprometí a modelar una figura inspirada libremente en esas láminas, con ese tipo de armadura y ropajes. Las principales condiciones serían que fuese en 90mm, proporcionada, anatómicamente correcta y situada en una pose de combate realista. Además debería entregarla con un despiece que permitiese su reproducción por molde.

Comencé probando posturas en un esqueleto de plomo blando, hasta que dí con una pose adecuada. Luego dibujé un bocetos de cómo podría quedar con unas ropas y armas similares a las que se mostraban en las láminas.


Este es el boceto con la pose elegida.

Elegí esta pose porque es limpia y directa, sugiere alerta y combate, lejos de las enrevesadas posturas de las láminas, y la lanza permite marcar una línea de acción clara y un plano de observación coherente.
Una vez fijada la posición troceé el esqueleto para obtener un despiece adecuado para el molde y comencé a cubrir la primera sección con masilla epoxídica.
Empecé por el torso por ser una pieza voluminosa que me ayudaría a proporcionar el resto.

Aquí se puede observar el torso con su armadura ventral en un estadio intermedio de modelado.

Para modelar la cabeza fijé su bastidor a un palillo de madera y comencé a cubrirlo de masila. Tenía documentación sobre el casco que quería modelar y realicé los adornos basándome en ella. La mayor dificultad de este proceso reside en el carácter geométrico y simétrico de los detalles, que requiere de un modelado muy preciso. Los accesorios como plumas o penachos los realicé aparte.

Modelo de casco común entre oficiales y generales

Para la cara consulté fotografías de rostros asiáticos, intentando captar sus características principales. Constaté que los chinos, además de los evidentes ojos rasgados, suelen tener el rostro más redondeado, menos proyección frontal, los pómulos más pronunciados y el mentón más huidizo. Incorporé estas características al modelado, tratando de dotarlo además de una expresión adusta y decidida, como correspondería a un guerrero heroico.


La cabeza con su casco casi terminada.

Proseguiré con el modelado del resto de la pieza en una próxima entrada.

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