miércoles, 28 de julio de 2010

Proceso completo de creación de Lu Bu, figura de 90mm. (2ª parte: Modelado, reproducción y montaje)



Tras terminar la cabeza pasé al modelado de las piernas, comenzando por las botas. Esta es una tarea delicada pues han de quedar lo más simétricas posible y, como el material que debía representar era el cuero, no habría muchos pliegues que disimulasen los fallos. Las realicé, luego las pulí finamente para representar un material curtido, y les grabé marcas de costuras.


Pasé a los pantalones donde usé mucha masa para representar unos grandes bombachos de tela fina, con pliegues amplios y redondeados. Luego cubrí la parte superior hasta la cintura modelando pliegues más duros, para simular los bajos de la túnica de guerrero.
Este proceso lo realizaba por separado en cada una de las piernas, comprobando a menudo que los añadidos no obstruían la zona de unión ya definida entre ambas.

Terminadas las piernas proseguí con los brazos. Uno lo modelé junto con el torso, pues la amplitud de la manga lo unía a él. El otro por separado, aunque con múltiples comprobaciones sobre su encaje, para lograr que la caída de la tela fuera natural y coherente con su posición definitiva.


Para modelar las enormes hombreras del personaje realicé dos placas de masilla, que superpuse y recorté para que fueran iguales. Grabé sobre ellas los detalles y, cuando empezaban a endurecerse, las coloqué sobre los hombros del guerrero para adaptarlas a su forma. Una vez endurecidas les añadí los flecos y algunos detalles más. Cuando estos nuevos elementos fraguaron las adherí a su posición definitiva, rellenado con masilla todos los recovecos y vigilando que los entrantes no provocasen retenciones de molde.

Con las hombreras ya terminadas, trabajé en el pañuelo que porta sobre los hombros y que encaja con estas. Luego añadí el enorme cinturón y los detalles del peto, y definí el encaje de la cintura con las piernas garantizando una posición estable. Los faldones delantero y trasero los modelé también aparte, con múltiples comprobaciones sobre su posición definitiva antes de que endureciesen.


Paralelamente a estos trabajos, modelaba la hoja y la contera de la alabarda, así como la espada, elementos realizados con aplicaciones de masilla sobre lámina de plástico. También los detalles como plumeros, colgantes y adornos de las armas, para los que usé alambres, aplicaciones de masilla y pequeñas piezas de plomo. Por último repasé todos los detalles, añadí masilla a los huecos, y pulí o satiné donde fuera necesario.

La figura montada, con todas sus partes unidas con Blue Tack, situada sobre su base provisional

La entregué profusamente despiezada para facilitar su reproducción, como ya he explicado. Acordamos no modelar una base definitiva, pues suele ser esta una pieza que se desecha, ya que los pintores gustan de crear un terreno propio para ambientar su miniatura; además así ahorraríamos material y complicaciones en el molde. La que se puede ver en las fotos de la figura montada es una base provisional, añadida sólo para que la figura se sostuviese en pie.



Tras la reproducción por molde, una vez montada, la figura presentaba este aspecto.


Dispuesto a crear una versión distinta, decidí modelar algunas cintas a semejanza de las que se observan en las ilustraciones, y una nueva sujeción para el relicario y la espada. También modelé una base con la intención de crear un terreno pantanoso, algo así como la ribera de una charca.




Sustituí las plumas de metal por otras confeccionadas con alambres cubiertos de plástico, de esos que sirven de cierre en muchos tipos de envoltorios. Tras documentarme sobre el tipo de arma que usaba Lu Bu, una lanza Ji, "La cortadora del cielo", decidí sustituir la cuchilla de la alabarda por una punta más acorde con la documentación encontrada.

Cuchilla de la alabarda en metal blanco, que sustituiré por la punta de la "Ji"

Bocetos de puntas de lanza para la figura.

Lanza con la nueva punta, plumas y adornos de las armas.

Una vez montada e imprimada para la pintura, la figura y sus accesorios, que decoré por separado, presentaban este aspecto:


En la tercera y última entrega describiré el proceso de pintura de la pieza, y la creación de la ambientación.



miércoles, 14 de julio de 2010

Proceso completo de creación de Lu Bu, figura de 90mm. (1ª parte: Modelado)

Esta es la primera parte de un extenso artículo que tratará sobre el proceso completo de realización de una figura de 90mm que ha sido, hasta la fecha, mi proyecto más ambicioso.

Se trata de un señor de la guerra del alto medievo chino, inspirado en Lu Bu, mítico guerrero del periodo de los tres reinos.


Empezando por el final, una imagen de la pieza terminada.

Describiré en esta entrada el recorrido que va desde la concepción de la idea hasta el principio de la fase de modelado, dejando para una segunda la finalización del modelado, y la pintura y creación de la escena para una tercera parte.


La figura tal y como se entregó para la realización del molde

Yo empecé en esto de "los soldaditos" modelando figuras. Tan sólo había probado a pintar una, y lo hice mal, por cierto, cuando me propusieron modelar unas figuras de Belén. Como vengo del sector del diseño gráfico, me interesa el arte y siempre he salseado un poco en el mundo de la escultura, cerámica y similares, me pareció que podría hacerlo. Se trataba de una escala grande, 120mm, y debería entregar varias copias. El colega modelista que me lo propuso me enseñaría a hacer los moldes, así que me pareció una oportunidad fabulosa para aprender todo el proceso.
Lo aprendí, realicé el trabajo, y luego lo intenté con figuras de 54mm. Modelé varias, hice moldes, vendí copias, y mientras tanto fui aprendiendo a pintarlas. Me gustó el asunto de la pintura, perfeccioné mi técnica, empecé a aceptar encargos, y poco a poco fui dejando de modelar. Como tengo familia y otro trabajo aparte del modelismo, me resultaba más cómodo pintar, ya que requiere menos tiempo e infraestructura que modelar.

No obstante, Jorge, de la Juguetería Antón, la tienda donde vendo la mayor parte de mi producción, me tentaba en cada visita con la posibilidad de modelar una pieza. Él quería una figura original e impactante para celebrar el 80 aniversario de la apertura de la tienda, toda una institución en Donostia. Antón es, junto con Labayen, responsable de la tradición del soldadito en esta ciudad, ya que fue en esta tienda donde comenzó a vender la producción de su taller.
Hace un par de meses disponía de tiempo y me dejé convencer.
Jorge había estado hojeando libros sobre guerreros orientales, japoneses, chinos y mongoles, había visto la peli "El acantilado rojo" y le apetecía tratar ese tema. Supimos de la existencia de El romance de los tres reinos, con sus decenas de héroes míticos y centramos la idea en un guerrero chino de 90mm.
Consultamos documentación y, salvo las recreaciones de las películas, no encontramos demasiada información gráfica fiable. Hay algún libro sobre soldados chinos medievales pero tiene pocas ilustraciones, basándose en algunas ya se han hecho figuras y, en general, aparecen uniformes muy sencillos y poco vistosos. Preguntamos a un amigo modelista y este nos enseñó unas láminas japonesas que al parecer representan héroes chinos de Los Tres Reinos, o guerreros de los 108 proscritos del Margen del Agua. Aquello ya era otra cosa; aunque su rigor histórico no fuera muy fiable, las imágenes representaban a aguerridos guerreros con variadas y llamativas vestimentas, muy adecuadas para realizar una figura impresionante.



Algunas de las láminas de guerreros chinos.

Nos decidimos por esa línea y me comprometí a modelar una figura inspirada libremente en esas láminas, con ese tipo de armadura y ropajes. Las principales condiciones serían que fuese en 90mm, proporcionada, anatómicamente correcta y situada en una pose de combate realista. Además debería entregarla con un despiece que permitiese su reproducción por molde.

Comencé probando posturas en un esqueleto de plomo blando, hasta que dí con una pose adecuada. Luego dibujé un bocetos de cómo podría quedar con unas ropas y armas similares a las que se mostraban en las láminas.


Este es el boceto con la pose elegida.

Elegí esta pose porque es limpia y directa, sugiere alerta y combate, lejos de las enrevesadas posturas de las láminas, y la lanza permite marcar una línea de acción clara y un plano de observación coherente.
Una vez fijada la posición troceé el esqueleto para obtener un despiece adecuado para el molde y comencé a cubrir la primera sección con masilla epoxídica.
Empecé por el torso por ser una pieza voluminosa que me ayudaría a proporcionar el resto.

Aquí se puede observar el torso con su armadura ventral en un estadio intermedio de modelado.

Para modelar la cabeza fijé su bastidor a un palillo de madera y comencé a cubrirlo de masila. Tenía documentación sobre el casco que quería modelar y realicé los adornos basándome en ella. La mayor dificultad de este proceso reside en el carácter geométrico y simétrico de los detalles, que requiere de un modelado muy preciso. Los accesorios como plumas o penachos los realicé aparte.

Modelo de casco común entre oficiales y generales

Para la cara consulté fotografías de rostros asiáticos, intentando captar sus características principales. Constaté que los chinos, además de los evidentes ojos rasgados, suelen tener el rostro más redondeado, menos proyección frontal, los pómulos más pronunciados y el mentón más huidizo. Incorporé estas características al modelado, tratando de dotarlo además de una expresión adusta y decidida, como correspondería a un guerrero heroico.


La cabeza con su casco casi terminada.

Proseguiré con el modelado del resto de la pieza en una próxima entrada.